ESCUELA DE PADRES: CÓMO PODEMOS AYUDAR A NUESTROS HIJOS A MANEJAR LAS BURLAS


La mayoría de los niños pequeños se enfadan automáticamente si les llaman por un nombre o tratan de ridiculizarlos de alguna forma. Los padres no siempre podemos proteger a nuestros hijos de estas situaciones dolorosas, pero podemos enseñarles estrategias útiles para ayudarles a tratarlas. Los niños pequeños que aprenden estos mecanismos a temprana edad, podrían estar mejor preparados para confrontar retos sociales y conflictos más trascendentes antes o durante la adolescencia.
Debemos entender que no todas las burlas causan daño—las burlas durante el juego pueden ser divertidas y constructivas. Las burlas y el ser objeto de ellas pueden ayudar a los niños a desarrollar habilidades sociales que necesitarán cuando sean adolescentes y adultos (Ross, 1996).
Las razones que llevan a los niños a burlarse pueden ser diversas: 
- Búsqueda de atención, aunque sea de forma negativa.
- Imitación de lo que pasa con ellos en el hogar.
- Sentimientos de superioridad o poder.
- Aceptación de compañeros, en determinados casos puede ayudarles a sentirse parte de un grupo.
- Mal entendimiento de las diferencias.
- Influencia de los medios de comunicación masiva.

¿Qué podemos hacer los padres? Primero debemos tener en cuenta que responder de forma exagerada podría hacer que el niño también respondiera de forma exagerada a estas burlas. Sin embargo, el niño debe percibir que el adulto (madre, padre o cualquier otra figura adulta) está de su lado. Algunas de las estrategias que podemos emplear son:

- Aliente a los niños a pensar sobre qué pueden decirse a sí mismos cuando los están burlando (Bloch, 1993). Un niño puede decirse a sí mismo, “Aunque no me guste esta burla, yo puedo manejarla”; O: " Yo sé que esto que me dicen no es así, entonces me da igual lo que digan"; "No debe uno burlarse de los demás..." etc.

- Ignorar. En algunas ocasiones las respuestas a las burlas dan alas para seguir con ella. Si el niño ignora la burla, se aleja del que le está burlando, éste al observar que no obtiene respuesta posiblemente deje la burla.

El mensaje Yo. El “mensaje Yo” es una forma firme para que los niños expresen sus sentimientos efectivamente. Un niño expresa cómo se siente, qué le ha causado sentirse así y qué le gustaría que otros hicieran diferente. Por ejemplo, un niño podría decir, “Me siento enojado cuando te burlas de mis gafas. Me gustaría que no lo volvieras a hacer”. Esta estrategia generalmente funciona mejor cuando se expresa en una situación más estructurada y supervisada, por ejemplo en clase.

-Visualización. Muchos niños responden bien a palabras visualizadas que les “rebotan”. Esto les da la imagen de no tener que aceptar o creer lo que se les dice.

-Re-enfoque. El re-enfoque cambia la percepción sobre el comentario negativo convirtiendo la burla en un elogio. Por ejemplo, un niño molesta a otro por sus gafas, “Cuatro ojos, cuatro ojos, tienes cuatro ojos”. El niño siendo molestado puede responder decentemente, “Gracias por darte cuenta de mis gafas”. El que está molestando generalmente queda confundido, especialmente cuando no hay una reacción de furia o frustración. Otro niño puede responder a la burla diciendo, “Es una burla excelente”.

Estar de acuerdo con los hechos. Estar de acuerdo con los hechos puede ser una de las formas más fáciles de manejar un insulto o burla (Cohen-Posey, 1995). Si el que se burla dice, “Tienes muchas pecas”, el niño molestado responde, “Si, yo tengo muchísimas pecas”. Si el que se burla dice, “Eres un niño llorón”, el niño molestado puede responder, “Yo lloro fácilmente.” Estar de acuerdo con los hechos generalmente elimina el sentimiento o el deseo de esconder las pecas o las lágrimas.

Y? La respuesta “Y?” al que se burla muestra indiferencia ante la burla y le resta importancia. Los niños encuentran esta respuesta simple, pero muy efectiva. Esta estrategia es representada humorísticamente en el libro de Bill Cosby Las Peores Cosas para Decir.

Responder al que se burla con un elogio. Cuando un niño es molestado, generalmente es efectivo responder con un elogio. Por ejemplo, si un niño es molestado sobre la forma en que corre, él puede responder, “Tú eres un corredor veloz”.

Utilizar el humor. El humor muestra que se le ha dado poca importancia a la humillación o a los malos comentarios. La risa frecuentemente puede convertir una situación hiriente en una situación cómica.



Solicitar ayuda. Algunas veces es necesario para un niño buscar la asistencia o intervención de un adulto si el que se burla es persistente.

Cuando la burla se convierte en acoso
Muchos tipos de burlas pueden ser tratadas efectivamente por los niños involucrados, algunas veces con la asistencia de los padres, niñeros, profesores, trabajadores sociales o consejeros. Sin embargo, las burlas se convierten en acoso, si éstas son repetidas o prolongadas, amenazan o resultan en violencia o si involucran contacto físico inapropiado. Los adultos deben estar alerta a la posibilidad de acoso e intervenir cuando sea necesario si se sospecha o anticipa un acoso. En tales casos, podría ser necesario involucrar a administradores y padres para determinar el curso de acción apropiado para terminar el acoso.

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