El enfado y la ira: Una oportunidad para aprender.

¿Cuántas veces hemos visto impotentes cómo va a estallar la tormenta emocional del enfado en nuestro hij@?. ¿Cuántas nos ha asaltado un sentimiento de impotencia, de incomprensión e incluso de indefensión ante esta situación?. Puede ayudarnos mucho cambiar nuestro punto de vista sobre esta emoción.

El enfado es una emoción que tiene un origen "primitivo" y que nos ayuda a aprender a relacionarnos con las personas y el entorno. Supone una reacción que nos permite poner límites, decir que no a algo o alguien que en ese momento nos "pone en peligro", ya sea psicológica, física o emocionalmente.

Los bebés lloran cuando están enfadados porque necesitan cubrir alguna de sus necesidades básicas (hambre, higiene, sueño, contacto físico y afectivo, etc). Más tarde se enfadarán ante situaciones que les frustran o les crean sentimientos de indefensión, de confusión, de miedo, ansiedad; cuando algo no está como le gustaría, cuando alguien no entiende lo que quiere, cuando está cansado, tiene sueño, etc....

El enfado es una gran OPORTUNIDAD para enseñarle Inteligencia emocional y resolución de problemas. Sé que en ocasiones resulta muy difícil, ya que no siempre estamos armados de paciencia y nos puede sobrepasar la situación, pero debemos intentarlo. La integridad emocional de nuestro hij@ en un futuro depende de cómo resolvamos ahora algunas situaciones. Por eso es muy importante empezar por nosotros mismos. Mirar hacia dentro y preguntarnos: ¿Cómo queremos que resuelva nuestro hij@ sus enfados en un futuro?....¿con gritos y violencia verbal o física, o sosegadamente de forma racional?....¿Queremos que identifique la causa de su desasosiego o que sea un torbellino emocional que le cause bloqueo? ¿Queremos que busque ayuda en los demás o que se reprima y origine sentimientos en ocasiones autodesctructivos y negativos?. Pues según pensamos debemos actuar...aunque resulte dificil...

Para ello, lo primero que debemos saber es que el cerebro de un niño de tres, cuatro, cinco, seis, siete años es diferente que el nuestro. El sistema límbico, que es el que regula y controla las emociones, no alcanza su madurez hasta la preadolescencia, por lo que no podemos "pedir peras al olmo". No podemos pedir a un niño el control emocional que tenemos los adultos, no podemos pedirle que alcance la calma como lo haríamos nosotros, ellos tienen en el momento del enfado un "secuestro emocional". No tienen esa posibilidad biológica, no tienen las riendas y el control aún de sus emociones. 
En cambio, si podemos darle ejemplo sobre la resolución de un enfado, ofrecerles nuestro cariño y comprensión, usar la creatividad y el despiste, enseñarles empatía y respeto.

A continuación os dejo algunos consejos que he podido encontrar en el blog Escuela de Gran Vía en su artículo sobre e enfado, cuya lectura os recomiendo:

  • No consideres que el niño te está desafiando, tan solo explora relaciones.
  • Tiene motivos, los suyos. Puede querer algo como lo quieren los niños, ahora mismo, aquí y ahora y no sabe cómo lograrlo. Puede estar cansado o con necesidades básicas que le acucian. Cuando los niños están muy cansados son presa de su cerebro medio o incluso inferior, y no pueden acceder con facilidad a la calma. Puede recordar experiencias anteriores en las que el enfado fue la única alternativa para conseguir la conexión con el adulto. Puede sentir que solo estando enfadado atrae toda tu atención, o incluso devolverte lo que ha considerado que le hace daño cuando interaccionas con él… son las razones del comportamiento infantil, el enfado para él no es el problema es la solución que le está poniendo a su problema.
  • Las palabras en estas condiciones no funcionan, si se lo has dicho una vez no insistas más, no está sordo, tiene puesto un paraguas por el que las palabras resbalan, está preso, no accede a razones.
  • Actúa, con firmeza, con tranquilidad. Está tirado en medio del pasillo de un supermercado, no le sermonees, no sirve, no le amenaces (recuerda que tiene derecho a ser tratado con dignidad), reconoce sus sentimientos “estás muy enfadado”, abrázalo, ofrece oportunidades de participación, yo busco galletas y tú ¿me ayudas a colocarlas en el carro? y hazle ver que su necesidad será cubierta “en cuanto pague volvemos a casa y podrás jugar”. 
  • Ponle nombre a sus emociones, aprenderá a reconocerlas poco a poco.

Espero que os resulte interesante y que os sirva para lidiar con los enfados de vuestros pequeñ@s!

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