LA DISRUPCIÓN

El término disrupción hace mención a un tipo de conducta que se está dando con bastante frecuencia en las aulas de Primaria y Secundaria y que se caracteriza por llamar continuamente la atención, realizar bromas o "chistes", burlas, interrupciones, etc. buscando la aprobación y las risas del grupo- clase. Estos comportamientos interfieren significativamente en el proceso de enseñanza- aprendizaje y entorpecen, ralentizan y, en determinadas ocasiones, paralizan la sesión de aprendizaje. Es una de las dificultades con las que ha de lidiar el maestro o profesor. Para mayor comprensión del fenómeno aconsejo la lectura del siguiente documento:

URUÑUELA/CON-VIVENCIA/CONCLUSIONES CONGRESO MEC 2006

¿A qué llamamos disrupción? (P.Uruñuela)
Es necesario diferenciar este concepto de otros fenómenos como conflicto, indisciplina, acoso (matonismo) y otras formas de violencia.

En los conflictos tiene lugar una confrontación de intereses, opiniones y/o creencias entre varias personas o grupos.  Pueden ser de muchos tipos, y la disrupción es uno de ellos, confrontándose planteamientos y objetivos de algunos alumnos y profesores.

A veces la disrupción se entiende como indisciplina, pero ésta alude al incumplimiento de normas, siendo la conducta indisciplinada la que no respeta normas de disciplina, incumpliéndolas por desconocimiento o desacuerdo. 

En ocasiones, las conductas disruptivas se consideran contrarias a normas, pero no puede reducirse a este matiz su caracterización.

Lo característico de la disrupción es que busca romper el proceso de enseñanza-aprendizaje, siendo un comportamiento vinculado a dicho proceso va contra la tarea educativa.

Grupo de estudio página web con-vivencia (Secundaria)
¿Es lo mismo disrupción que indisciplina? Ya hemos adelantado algo hace un momento: queremos distinguir las conductas disruptivas de las que observamos que van claramente contra las normas, las indisciplinadas.
Porque nos encontramos una multitud cada vez mayor de hechos que, ni podemos catalogarlos de indisciplina, ni mucho menos de violencia, ni son el mejor ejemplo de convivencia en paz. Nos referimos a esas pequeñas interrupciones en el trabajo del aula que, bajo una apariencia de normalidad, estamos seguros que esconden una intención de perturbar (no me he traído el boli, ¿puedo ir al water?, es que se me ha olvidado apagar el móvil, ¿me lo puede repetir?…); a que un alumno diga que va a hacer una cosa pero que, disimuladamente haga otra (sobre todo con los profesores de guardia, que no le conocen); o que no admitan que han realizado un acto, cuando se les ha pillado “in fraganti”; que jueguen a pegarse continuamente, tanto en los pasillos como en el aula, durante los cambios de hora; que se llamen por los motes y que les parezca bien; y un largo etcétera.
Nuestro compañero Manuel Pérez, en el documento “Prevención y resolución de conflictos en las aulas” (insertar hipervínculo) que aparece en Materiales, (pág. 9), recoge la definición de conductas disruptivas como “conductas “enojosas” del alumno o alumnos que básicamente quiere/n llamar la atención de los demás, a veces por problemas de afecto, de relación o ante dificultades con el rendimiento: molestar, hacer gracias o chistes, hablar, moverse, levantarse, hacer ruidos, no traer material... “. Y a continuación relaciona una serie de manifestaciones habituales de este tipo de conducta.
Claro que a esto no se le puede aplicar la misma intervención que en un caso flagrante de incumplimiento de normas, que sería el caso de las conductas de indisciplina.


CONGRESO MEC: LA  DISRUPCIÓN EN LAS AULAS.          CONCLUSIONES

Madrid, 24, 25 y 26 de marzo

  1. La disrupción es un fenómeno extendido por la mayoría de los centros, cuyo resultado es la interrupción del proceso educativo, tanto en su aspecto de enseñanza –aprendizaje como en el convivencial.

  1. La disrupción está muy relacionada con el fracaso escolar y, en consecuencia, su tratamiento debe abordarse desde los mismos ámbitos: : el currículo, la organización escolar, las interacciones personales y el estilo docente.

  1. Desde el punto de vista del currículo es necesario abordar, además de la dimensión cognitiva, la educación socio-emocional, para facilitar la adquisición de competencias básicas sociales y  cívicas para vivir y convivir.

  1. Desde el punto de vista de la organización escolar es necesario que ésta permita tiempos y espacios para la convivencia de todos los miembros de la comunidad educativa.

  1. Un modelo integrado de gestión de la convivencia implica a todos y exige el trabajo en equipo del profesorado.

  1. El conflicto es un hecho natural que debe ser transformado en experiencia formativa. Los programas de mediación escolar son instrumentos eficaces para la resolución de los conflictos.

  1. Son las soluciones de carácter inclusivo, basadas en la restauración del daño causado con tareas al servicio de la comunidad, las que se muestran más eficaces.

  1. Atender adecuadamente la diversidad previene la disrupción.

  1. La participación que facilita la comunicación entre todos los miembros de la comunidad educativa, es una condición necesaria para una buena convivencia.

10. La tutoría constituye un elemento fundamental para la promoción y mejora del clima escolar. Una tutoría a todos los niveles: grupal, personalizada y  con las familias.

11. La formación inicial y permanente del profesorado puede y debe ser uno de los componentes básicos de la mejora de la convivencia.

12. En muchos casos se considera necesaria la colaboración con el profesorado de otros profesionales del ámbito psicopedagógico o  socioeducativo.


Conclusión final: El Congreso ha puesto de manifiesto que existe un importante catálogo de buenas prácticas de referencia, que  demuestran  la capacidad del profesorado para adaptarse a las nuevas situaciones y superar con éxito las dificultades. De tal modo que se puede afirmar que los problemas de convivencia en las aulas pueden contar con soluciones adecuadas. 



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